EXTRACTO DEL TEXTO “COMO ENSEÑAR A LEER Y ESCRIBIR DESDE EL MÉTODO GLOBAL”. EN PROCESO DE EDICIÓN.
AUTOR: TOMÁS RIOS LÓPEZ
EL PENSAMIENTO DEL/LA NIÑ@ Y EL
PENSAMIENTO DEL ADULTO
El/la niñ@ ha aprendido a hablar mediante el ejercicio espontáneo de la lengua. En contacto con lo que le rodea, se ha visto llevado a hablar, tratando de captar, en esta confusión de sonidos, primero algunas palabras y después partículas de frases. Con ayuda de la mímica, ha descubierto y comprendido – primero confusamente, después con más precisión – las expresiones verbales. Oyendo hablar, el espíritu del/la niñ@ ha trabajado de manera prodigiosa y la imitación ha desempeñado un papel de primer orden.
Ese verdadero fenómeno vital se reproduce para el aprendizaje de la lectura. En el fondo el proceso es el mismo. El/la niñ@ ha aprendido a hablar, oyendo y hablando a la vez; ¿no aprenderá a leer oyendo leer y leyendo a la vez? La ley de la necesidad desempeña aquí un papel evidente: el/la niñ@ lee en virtud de una especie de necesidad vital; necesita leer para informarse, para comprender, para aprender. Esta lectura ocupará un sitio en su vida, con la expresa condición de que sea, desde el principio, la traducción viviente de lo que ve, de lo que hace o de lo que desea.
Si en el lenguaje hablado la frase es la que tiene un sentido, lo mismo ocurre en el aprendizaje de la lectura. El/la niñ@ va de la frase a la palabra y de la palabra a los elementos que la componen. Desde el momento que esté en posesión de los sonidos, las uniones ya no tendrán secretos para él. Reconstruirá lo que habrá desarmado. En ese trabajo de reconstrucción, hace rápidos progresos. Con las frases estudiadas y conocidas, crea otras nuevas; siendo la palabra una unidad viviente, la cambia de sitio, conservándole su significado. Es necesario subrayar aquí una de las grandes ventajas del método actual: el maestro no necesita decirlo todo ni conducir a l@s niñ@s paso a paso y grado por grado, como en el método silábico. Cuando la vía del análisis y de la construcción está abierta, el/la niñ@ realiza por sí solo gran parte del trabajo.
LA NECESIDAD DE LEER Y DE ESCRIBIR
En resumen: el estudiante está colocado en condiciones que reclaman su actividad y ésta se desencadena porque se han hecho nacer móviles interiores. Siente la necesidad de leer y de escribir, tal como sintió la necesidad de hablar, porque “la hora sonó en el reloj de la naturaleza”.
En un momento dado, el deseo de leer y de escribir es viviente y activo. En ese momento, la lectura y la escritura aparecen como “útiles”; se lee lo que se quiere conocer y se escribe lo que se quiere decir. La necesidad intelectual está creada y el/la niñ@ tiende a satisfacerla; el interés presente se despierta y ese gran móvil, como decía Juan Jacobo, lo lleva seguramente y lejos. ¡Qué extravagante proyecto, decía también, ejercitar a l@s niñ@s en el habla
La lectura, según el método que nos ocupa, es precisamente, una función, un instrumento útil, mientras que la lectura silábica, si hablamos como Claparede, sólo es un simple mecanismo que se hace accionar, por así decirlo, en el vacío, esta distinción “entre el ejercicio en bruto y el ejercicio verdaderamente funcional” tiene un alcance educativo considerable.
VISUAL Y ORTOGRÁFICO
Entre algunos ejercicios se ha acusado al método global de ser desfavorable para la adquisición de la ortografía. Juicio temerario, si lo hubo, dado que el método es sobre todo visual, por lo cual y en consecuencia, debe favorecer el aprendizaje de la ortografía. De golpe el método global presenta a los estudiantes la ortografía de las palabras leídas. Ya que l@s niñ@s ven y leen las palabras con todos sus elementos a la vez, sólo las reconocen cuando todos esos elementos están escritos.
VERDADES DE PESO
El método global es una técnica admirable; posee el gran mérito de llegar tarde a la abstracción; es seguro y ayuda a la adquisición de la escritura y de la ortografía.
Desde los primeros ensayos de descifre, la lectura tiene un significado, es expresiva, porque el/la niñ@ ve y comprende lo que lee.
La lectura y la escritura no son ya símbolos que deben ser reconocidos por sí mismos, sino medios de expresión, adquiridos mediante una actividad personal.
LA LENTA CONQUISTA DE LA LECTURA GLOBAL
Los docentes aceptan fácilmente un cambio de programa y en cambio de mantiene por mucho tiempo reacio a la evolución de los métodos. No es esto algo particular de la pedagogía, pues en todos lo órdenes de ideas, los hechos de funcionamiento (en este caso los métodos) son infinitamente más estables que los hechos de estructura (los programas).
Conviene observar que en el transcurso de los tiempos, los programas han evolucionado muchísimo, en tanto que los métodos han cambiado poco.
En todo caso es evidente que, por instinto, el docente teme lo nuevo; es tradicionalista casi por definición y a pesar de los argumentos mejor planteados, se mantiene fiel a los viejos métodos.
Para que una reforma triunfe, es necesario no solamente que encuentre a un personal capaz de aplicarlo, sino, por añadidura, deseoso de hacerlo triunfar.
¿EL MÉTODO SEMIGLOBAL?
En algunas Instituciones Educativas, maestros tímidos, escrupulosos, aunque llenos de buena voluntad, han aplicado un método de lectura semiglobal. Ya se sabe en qué consiste: en el punto de partida, palabras, órdenes, a veces frases, pero para volver con rapidez al método del silabeo. En suma: una especie de compromiso entre los dos métodos. En cuanto a decir a los maestros: trabaja la lectura global la primera jornada y método silábico en la segunda, es necesario guardarse de ello. Los que aconsejan tal cosa, no entienden nada de nada.
LA LENGUA, MAESTRA DEL PENSAMIENTO
Aprender a leer y a leer bien, esto es, aprender a comprender inmediatamente y por completo un texto ordinario, tal debe ser el primer objetivo de la educación primaria. La lengua, como se ha dicho, es una maestra del pensamiento. Una palabra mal interpretada, una expresión mal o aproximadamente comprendida, provoca el contrasentido y crea confusión en el espíritu.
El método global tiende precisamente a proveer, desde el principio del aprendizaje, el hábito de leer inteligentemente, y éste es un punto capital. Durante el periodo escolar los docentes tendrán esa constante preocupación. Enseñar a los futuros ciudadanos de una democracia a leer inteligentemente, poniendo en la lectura todo su ser, corazón y espíritu es hacerles adquirir hábitos de discernimiento.
Es una gran tarea y en el fondo, el aspecto más sólido de la educación cívica, puesto que así formaríamos hombres que no estarían dispuestos a engañarse con las palabras ni a dejarse engañar mediante ellas. Leer y creer lo que está escrito es lo contrario de la educación. Queremos enseñar a leer a todos, pero también y sobre todo, queremos enseñar a pensar.
Palabras preliminares
A) EL MÉTODO ANTIGUO
En los métodos tradicionales, para aprender a leer procede de la letra a la sílaba, de la sílaba a la palabra y de la palabra a la frase: es un método silábico.
Para la psicología clásica es perfecto, puesto que una lenta graduación conduce, del elemento más simple “la letra” al conjunto complejo, la palabra o frase.
Los espíritus adultos, seducidos por una lógica tan rigurosa, practicaron calurosamente este método, hasta el día en que nuevas corrientes psicológicas aclararon ciertos aspectos de la mentalidad infantil que obligaron a la pedagogía a revisar sus procedimientos.
Si el método silábico ha sobrevivido a los innumerables ataques del que fue objeto. Se debe a la fuerza de la rutina, pero ya los ensayos se multiplican, y un método más de acuerdo con la psicología infantil se impone a la atención de los educadores.
B) EL MÉTODO NUEVO
Se le caracteriza con un calificativo muy simple: método global.
Un método que desde el primer día de clase invita al estudiante a reconocer su nombre, después el de su vecino de carpeta y que, seguidamente, traduce en cortas frases lo que hace, observa, siente, es mucho más cautivante que los ma, me, mi, mo, mu de los silabarios, además, bien pronto el/la niñ@ se encuentra ante breves textos, que él ilustra atractivamente y con ingenuidad, reunidos forman un legajo de vida. Es su primer libro de lectura, que conserva celosamente y al que acuerda un valor inestimable